Economía

La burbuja de la desigualdad

En 2020 se perdieron cuatro veces más empleos en el mundo que durante la crisis financiera global de 2008. Lacónico, el informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el impacto de la pandemia en el mercado laboral pronostica “una recuperación lenta, desigual e incierta, a menos que los progresos iniciales se respalden con políticas de recuperación centradas en las personas”. Esos progresos iniciales, los previstos tímidamente para mediados de 2021, se ven agravados por una baja generalizada de las horas de trabajo y de los ingresos. En un solo año se esfumaron 255 millones de puestos de trabajo. El virus de la desigualdad, como se titula otro estudio, el de la organización no gubernamental Oxfam, ahonda el abismo ente un extremo y el otro de las sociedades. La chispa desencadenó la ola de protestas distantes y no coordinadas previas a la expansión del coronavirus. En 2019, el planeta vivía sumido en estallidos relacionados con la polarización de los países, la uberización de la política y el renacimiento de los nacionalismos mientras crecía la (leer más)

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Mucho para pocos

Dólares más, dólares menos, el patrimonio del hombre más rico del planeta, Bill Gates, equivale al 0,5 por ciento del Producto Bruto Interno (PBI) de los Estados Unidos. Su fortuna, estimada en 86.400 millones de dólares por la revista Forbes, supera en forma individual el PBI de 125 países. Entre ellos, once de América latina. De ser un país, el creador de Microsoft, con inversiones en Canadian National Railway, la red ferroviaria más extensa de Canadá, y Ecolab Inc., empresa que presta servicios de agua, higiene y energía, ocuparía el lugar número 67 en el mundo. Los multimillonarios como Gates eran 62 en 2015. Cabían en un autobús de dos pisos. En 2016 entraban en un carrito de golf. En 2017 quizá vayan en una moto. El crecimiento económico global beneficia con creces a los más ricos en desmedro de los más pobres. Ocho personas (ocho hombres, en realidad) concentran igual riqueza que 3.600 millones, la mitad más pobre de la población mundial, según la organización no gubernamental Oxfam. El grupo se ha reducido en (leer más)

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Cada vez más lejos de estar más cerca

Mientras el uno por ciento más rico tiene tanto patrimonio como el resto del mundo, la clase media acusa el impacto de la desigualdad y desconfía de los políticos Jorge Elías   Cada vez que hay elecciones en cualquier confín del planeta, sean generales o partidarias, surge la misma duda: ¿voto por el mejor o por el menos malo? Voto últimamente por el menos dañino para mis intereses. Esos intereses pueden dividirse entre aquellos que pretenden aumentar los impuestos sobre los ingresos altos y usar esos fondos para fortalecer políticas más solidarias o aquellos que se encuentran en las antípodas porque, aducen, esas políticas reducen incentivos para crear riqueza. Desde 2015, por primera vez en la serie histórica, el uno por ciento de la población mundial posee tanto dinero líquido o invertido como el 99 por ciento restante. Esa enorme fisura, denunciada en 2011 por los indignados de Occupy Wall Street con el lema “We are the 99% (Somos el 99%)”, lejos de suturarse, se ha ampliado desde la crisis global de 2008. En el (leer más)