Economía

Temporada europea de divorcios

Cuando el Grupo de Visegrado cumplió 30 años, en febrero, pocos recordaron el compromiso de cooperación y de respeto a los derechos humanos de los mandatarios de Polonia, Lech Walesa; de Hungría, József Antal, y de la extinta Checoslovaquia, Václav Havel. Había caído la Unión Soviética. En 1991 nadie planteaba divorcios. Al contrario. Esa alianza, que debe su nombre a la ciudad húngara, asumió como meta la integración en la Unión Europea y en la OTAN. Los gobiernos de dos de los cuatro miembros actuales, Polonia y Hungría, no parecen estar tan seguros como antes. Otro, Eslovaquia, pasó a ser la excepción. Los partidos de la presidenta Zuzana Čaputová y del primer ministro Igor Matovič adhieren a la continuidad en el bloque de los 27. Si el Brexit resultó ser un golpazo para la Unión Europea, más allá de su inconsistente resultado para el Reino Unido, la deriva autoritaria de Polonia y de Hungría no deja de provocarle migraña al continente, así como las buenas migas de la República Checa, el cuatro miembro, con el (leer más)

Economía

Brexit, año uno

El mundo cambió en forma vertiginosa en los últimos años. Tanto que un divorcio puede celebrarse con el mismo regocijo que una despedida de soltero. Lo expresaban las caras del primer ministro británico, Boris Johnson, y de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, cuando firmaban, cada uno por su lado, cual matrimonio desavenido, el final de un vínculo que duró lo suyo, 47 años, después de cuatro años, seis meses y una semana de idas y venidas. Las negociaciones comenzaron tras el referéndum por el Brexit, en junio de 2016, y concluyeron al filo del último día de 2020. Resultó ser el broche del peor año de nuestras vidas. El acuerdo comercial supone un telón de cierre y otro de apertura tanto para Londres como para Bruselas. La Cámara de los Comunes evitó el riesgo de un epílogo a las bravas. Un Brexit duro. Lo sorteó con 521 votos a favor y 73 en contra, de modo de aceitarle el camino a Johnson para seguir con una agenda a plazo fijo: (leer más)

Sociedad

Yemen antes que Europa

SEVILLA, España – En marzo de 2015 estalló la guerra. La de Yemen, causa de la mayor tragedia humanitaria del mundo. Un destino poco favorable. En apariencia. Curiosamente, en 2019, 138.000 personas de regiones rurales de Etiopía, como Oromia, Amhara y Tigray, cruzaron el Golfo de Adén rumbo a Yemen y menos, 110.000, el Mediterráneo rumbo a Europa, según la Organización Internacional para las Migraciones. No para establecerse en ese país, devastado por el enfrentamiento entre los rebeldes huthis, chiitas apoyados por Irán, y la coalición árabe, sino para trasladarse a Arabia Saudita. ¿Por qué la Ruta del Este u Oriental prevalece sobre la Mediterránea como en 2018, cuando el número de migrantes llegó a ser de 150.000, según ese apéndice de la ONU, a pesar de “los abusos que sufren en ese riesgoso derrotero a manos de contrabandistas y traficantes que explotan sus esperanzas de una vida mejor”? Cinco años de conflicto y sus devastadoras consecuencias no intimidan a los migrantes frente a un viaje azaroso, no exento de tortura, explotación y trata. Los (leer más)

Política

El Brexit después del Brexit

La victoria da derechos. La del primer ministro Boris Johnson en las elecciones en el Reino Unido llevó a la mayoría conservadora de la Cámara de los Comunes a firmarle el cheque del Brexit, fechado el 31 de enero. Se trata del acuerdo alcanzado con la Comisión Europea después de varios cabildeos de Johnson con la venia de la reina Isabel II. El divorcio de la Unión Europea no es el final, sino el comienzo de otro capítulo. El de la negociación externa de un tratado de libre comercio y de políticas comunes, como la de defensa, y el del desafío interno de preservar dentro de su territorio a Escocia e Irlanda del Norte. La voluntad de mantener intacto al Reino Unido, compuesto por Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, choca con el Brexit. Johnson, emparentado con los ultras de Nigel Farage y los guiños de Donald Trump, exporta incertidumbres. La idea de convertir a Londres en la capital de una suerte de Singapur, con una competencia fiscal desleal, espanta a Europa. La ministra (leer más)

Política

Grecia pasa página

El experimento de Alexis Tsipras fracasó. No sólo por la vuelta de los conservadores al gobierno de Grecia, sino también por la decepción de la ciudadanía frente a un discurso de tono mitológico. El pronunciado en la isla de Ítaca, en el cual el líder de la coalición izquierdista Syriza asumió el papel del rey mesenio Odiseo. Transcurría 2015. Tsipras renunció al cargo de primer ministro y convocó a elecciones anticipadas con la certeza de que iba revalidar su mandato. Lo logró. Ahora, después de los pésimos resultados en las europeas de mayo, el desenlace iba a ser otro. La odisea de la derrota. La tragedia griega se resume en dos actos: menos bebés y más emigrantes. La onda expansiva de Europa, donde los radicales de izquierda y de derecha no pudieron frente a los verdes y los liberales, coronó la victoria del partido conservador Nueva Democracia, del primer ministro Kyriakos Mitsotakis. Un desenlace que excede a Grecia, donde la típica confrontación entre ambos extremos se vio desdibujada por un duelo. El de las estirpes. (leer más)

Política

Utopía a plazo fijo

Acordado el tercer rescate de Grecia, el primer ministro Alexis Tsipras renuncia y convoca a elecciones con la certeza de revalidar su mandato y, de ser reelegido, de despojarse de los radicales propios y ajenos El renunciante primer ministro griego Alexis Tsipras podría suscribir las palabras del cómico y político italiano Beppe Grillo: “No estamos en guerra contra el Estado Islámico ni contra Rusia, sino contra el Banco Central Europeo (BCE)”. Es casi lo mismo que quiso decir otro renunciante, Yanis Varoufakis, ex ministro de Finanzas de Grecia, ahora en las antípodas de Tsipras, cuando consideró que los bancos habían sustituido a los tanques. En inglés, banks rima con tanks. En ese momento, el 12 de julio de 2015, la Coalición de la Izquierda Radical (Syriza) aceptaba a contramano de su discurso las imposiciones de la troika formada por la Comisión Europea, el BCE y el Fondo Monetario Internacional (FMI). De los griegos no sólo heredamos la democracia, sino, también, la utopía. El escritor británico Tomás Moro usó en 1516 esa palabra para crear una (leer más)

Política

Cuando no significa sí

Seis de cada diez griegos decidieron rechazar en el referéndum el plan de austeridad y salvataje financiero dictado por la troika, lo cual marca un precedente insoslayable para Europa Más allá de las arduas negociaciones del gobierno de Alexis Tsipras y la troika formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el quebranto de Grecia no es sólo económico, sino, también, humano. Desde 2010 han aumentado en forma pavorosa los suicidios. ¿Cuánto? Un 35 por ciento. En siete años ha caído un tercio el consumo de las familias. En promedio, uno de cada dos jóvenes no trabaja. Aquel que tiene empleo gana menos que en otros países de Europa. Los ricos transfirieron sus fortunas al exterior. La clase media, a la usanza argentina, acopia en el colchón el dinero rescatado de los bancos. Ni los todos multimillonarios del mundo, cuya legión ha incorporado 920.000 individuos en 2014, podrían cancelar la deuda griega, de 267.000 millones de dólares (en euros, 240.000 millones). Podrían cubrir el 68 por ciento, (leer más)

Política

Alfa, beta, Syriza

La victoria en las legislativas de Grecia de las filas de Alexis Tsipras es la más importante en Europa de una agrupación antisistema, enervada al calor de la crisis y de las protestas de los indignados http://www.youtube.com/watch?v=w_XbPY0nqVc Sobre la hora, el Parlamento griego aprobó en 2011 un plan de austeridad impopular para evitar una devastadora bancarrota. Miles de personas clamaban en la céntrica Plaza Sintagma y otros barrios de Atenas contra los errores de los políticos y la codicia de los banqueros. Hubo heridos y destrozos. Diez años después del ingreso de Grecia en la Unión Europea (UE), rechazado inicialmente en 1999, muchos se preguntaban qué habían hecho mal. Otros se preguntaban si la UE debió aceptar a un país que distaba de alcanzar sus metas fiscales y que, en 2001, dibujó sus números para cumplir con los requisitos. Los griegos, indignados como los españoles, los islandeses, los norteamericanos y los ciudadanos de otras latitudes, protestaban contra un plan que acarreaba ajustes, privatizaciones y alzas de impuestos. De no ser aprobado, Grecia iba a quedarse (leer más)