Política

Investidura contra natura

A veces, los acuerdos entre las cúpulas levantan ampollas en la ciudadanía. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, camino a su nueva investidura, conformó a los suyos. No todos de acuerdo en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con el método aplicado para torcer un resultado electoral adverso. El de la repetición apresurada de las elecciones, el 23 de julio, después de la debacle de la izquierda, el 28 de mayo. Sánchez perdió frente al candidato por el conservador Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, pero, para quedarse en la Moncloa, recurrió a seis partidos pequeños (entre ellos, EH Bildu, la izquierda soberanista vasca, heredera de la banda terrorista ETA) y a un prófugo de la justicia de su país. Un mal trago para parte de los socialistas, renuentes a pactar con el partido Junts de Carles Puigdemont, el prófugo en cuestión, y con su rival, Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), después del referéndum ilegal con el cual se propusieron declarar el divorcio de España. ¿Qué les ofreció Sánchez a cambio de sortear nuevas elecciones (leer más)

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Casi Brexit

El primer divorcio en la historia de la Unión Europea está a la vuelta de la esquina después del acuerdo alcanzado por el primer ministro británico, Boris Johnson, con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. La consumación del Brexit sería en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre si Johnson logra superar este sábado un gran escollo: la ratificación del acuerdo en la Cámara de los Comunes, donde el gobierno conservador no tiene una mayoría de número asegurada. El acuerdo del Brexit, previsto inicialmente para el 31 de marzo, fue rechazado tres veces en los Comunes La cifra mágica es 320. Son los votos necesarios, que incluyen a todos los suyos y una veintena de laboristas para compensar la pérdida de sus hasta ahora aliados, los 10  unionistas norirlandeses del Partido Unionista Democrático (DUP). El proceso de ratificación también debe pasar por el Parlamento Europeo, donde las señales son más favorables. Desde que la mayoría de los británicos aprobó la salida de la Unión Europea en 2016, el primer acuerdo, (leer más)

Política

El divorcio catalán

De ser por la ley, Cataluña debió cerrar su herida tras la aplicación por primera vez en la historia del artículo 155 de la Constitución de España. No sólo no la cerró. La abrió aún más. El resultado de las elecciones extraordinarias del 21 de diciembre refleja la fisura entre los que anhelan la secesión y los que la rechazan. La solución no es jurídica, como supuso el gobierno de Mariano Rajoy, sino política. El factor ausente durante el procés (proceso independentista), más allá de la avalancha de votos que recibió Inés Arrimadas, la candidata por Ciudadanos, aunque no pueda formar gobierno. Un signo del declive de los partidos tradicionales, el Popular (PP) y el de los Socialistas de Cataluña (PSC). Un signo, también, de la vitalidad de los independentistas. Durante la transición, la Diputación permanente del Parlament ha resuelto presentar un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional contra la aplicación del artículo 155, que derivó en la destitución de Carles Puigdemont y de los suyos. La votación en el máximo órgano gubernamental de (leer más)

Política

Las dos Españas

Son las dos Españas de Antonio Machado. Las del poema breve, pero locuaz, en el cual “una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. Una España, Cataluña, la de Carles Puigdemont, dice que está decidida a hacer efectiva la Declaración Unilateral de Independencia (DUI), sancionada por el Parlamento regional y declarada ilegal por el Tribunal Constitucional, si la otra España, la de Mariano Rajoy, rechaza la oferta de diálogo e insiste en aplicar por primera vez en la historia el artículo 155 de la Constitución. El que suspende la autonomía. Esa España insiste en anteponer la ley a la política. Vencido el plazo del segundo ultimátum del gobierno de Rajoy para que el presidente de la Generalitat confirmara si declaró la independencia o no y, en su caso, se rectifique y vuelva a la legalidad, la dinámica de tira y afloje continúa. Sólo una convocatoria a elecciones autonómicas anticipadas podría atemperar los ánimos, caldeados en Cataluña por la detención de los líderes de la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural. Los dos Jordis, (leer más)

Política

Cataluña tensa la cuerda sin romperla

Dijo el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que Cataluña se ha ganado el derecho de ser un Estado independiente en forma de república. También propuso, en el pleno del Parlamento catalán, que la decisión quedara en suspenso durante unas semanas, de modo de promover el diálogo o, en realidad, de lograr una mediación. Frente a la ambigüedad, el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, puso en duda si, después de haber convalidado el resultado del referéndum ilegal del 1 de octubre, Puigdemont había declarado la independencia. De haberlo hecho, le cabrían cargos por sedición y, para Cataluña, la suspensión de su autonomía. En esas aguas encrespadas se bambolea el barco de la secesión tras el referéndum que, “a porrazos”, intentaron detener la Policía Nacional y la Guardia Civil. Votó en forma irregular la tercera parte de la ciudadanía catalana. En su comparecencia, Puigdemont recordó que había solicitado permiso 18 veces para celebrarlo, como ocurrió en Escocia con la aprobación del Reino Unido. Sus rodeos no sólo confundieron a Rajoy. También provocaron decepción en (leer más)

Política

España contra Cataluña y viceversa

El referéndum de Cataluña del 1-O, llamado desafío catalán en Madrid, ahondó la fisura de España. No sólo por la represión emprendida con saña y alevosía contra los votantes por la Policía Nacional y la Guardia Civil, a las órdenes del gobierno de Mariano Rajoy, sino también por la pasividad de Mossos d’Esquadra (policías autonómicos), a las órdenes del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. Esa división, pública y notoria durante la investigación y la resolución de los atentados terroristas del 17 de agosto en Barcelona y Cambrils, se profundizó aún más durante la bochornosa jornada que sentó las bases de la independencia de facto. La consulta era ilegal. No tenía validez. Había sido suspendida por el Tribunal Constitucional de España. Puigdemont desoyó el dictamen, así como el Parlamento catalán. Con la violencia desatada en las calles, los catalanes en particular y los españoles en general pagaron la factura del fracaso de la alta política. Tanto de Puigdemont y de Rajoy como de los líderes del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, y de Ciudadanos, (leer más)