No Picture
Política

La revolución en motocicleta

El Sub cambió su título militar por un seudónimo civil y emprendió una curiosa gira de seis meses en un año electoral Sin ambición política, Marcos no hubiera sido más que un grito en el desierto, o en la selva, contra la globalización. Fue oportuno: apareció el 1° de enero de 1994 con la fina intención de estropearle la fiesta de Año Nuevo al presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, feliz en Los Pinos por la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta, las siglas en inglés) con los gobiernos de los Estados Unidos y de Canadá. Y fue astuto, también: quiso que su reclamo desde Chiapas por los derechos de los indígenas trascendiera fronteras, de modo de protegerse a sí mismo de una eventual represión. En la tierra de El Chavo del Ocho estaba todo fríamente calculado. Oportuno y astuto, pues, Marcos tuvo la virtud del adelantado sin ser Cortés: se valió de la informática antes de que fueran frecuentes los correos electrónicos y del desaliento, en especial entre (leer más)

No Picture
Política

Una voz en el teléfono

Blanco de una broma, Morales se alegró de haber hablado con Zapatero, defensor de aquello que criticó en la campaña LA PAZ.– Si Evo Morales estuviera tan comprometido con la causa de Túpac Catari, aquel cacique que se sublevó contra los españoles, sitió la ciudad de La Paz durante 109 días y murió en noviembre de 1781 descuartizado por cuatro caballos que jalaban en direcciones opuestas, ¿se habría sentido feliz de haber recibido un llamado telefónico del presidente del imperio pretérito, José Luis Rodríguez Zapatero, y habría pregonado a los cuatro vientos que iba a ir a Madrid más temprano que tarde? No sabía que era una broma. Su cara denotaba alegría. La misma, tal vez, que Néstor Kirchner después haber hablado en sus primeros meses de gestión, también por teléfono, con George W. Bush; con el real, en su caso, portador de aliento ante la negociación inminente de la deuda externa con el Fondo Monetario Internacional. O la misma, tal vez, que Hugo Chávez y Fidel Castro, convencidos, primero uno, después el otro, de (leer más)

No Picture
Política

Yo sólo quiero pegar en la tele

Con el uso excesivo de los medios de comunicación, presidentes y candidatos recrearon un estilo que parecía perimido LA PAZ.– Con éxito relativo, Umberto Eco intentó explicar a un grupo de intelectuales franceses por qué el primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, no anunciaba sus decisiones en el Congreso, sino en un programa de televisión. Sus amigos, los intelectuales franceses, no entendían esa extraña manía, así como las actitudes de los italianos en general. Tampoco entendieron finalmente la relación directa que el jefe pretendía establecer con el pueblo en desmedro de sus representantes. En América latina se hubieran vuelto locos. Berlusconi instauró en Italia algo que Eco llamó populismo mediático mientras hablaba con sus amigos, los intelectuales franceses. Un atajo para evitar el Congreso, y su pero frecuente, cada vez que pudiera o que no necesitara consenso para ejecutar tal o cual medida. En América latina, insisto, se hubieran vuelto locos. También procuró aclararles Eco a sus amigos, los intelectuales franceses, que fascismo hubo uno solo en Italia. Que Berlusconi no pensaba uniformar con camisas (leer más)

No Picture
Política

El Estado soy yo

Ni Bolívar toleraba la concentración del poder en manos de uno solo, pero Chávez suele omitir esa inoportuna premisa En Luiz Inacio Lula da Silva, más que en Néstor Kirchner, confiaba George W. Bush en que iba a mantener a raya a Hugo Chávez. Que despotricara contra los Estados Unidos, que edulcorara la estampa y figura de Fidel Castro, que se pavoneara con Diego Maradona, que se ufanara de su amistad con un radical iraní como Mahmoud Ahmadinejad o que enseñara como punta de lanza el remozado socialismo latinoamericano no era tanto problema como una eventual expansión de su revolución bolivariana. En la franja andina, sobre todo, dominada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el líder cocalero boliviano Evo Morales, así como por movimientos afines de raíces indígenas en Ecuador y en Perú, contrarios, todos ellos, a los intereses norteamericanos. Y en América Central, expectante de la suerte de Daniel Ortega y su prédica urgente para Nicaragua. Lula, empero, cayó en desgracia por el escándalo de corrupción que afectó a su Partido (leer más)

No Picture
Política

Un largo camino a casa

Bush evitó condicionar el retiro de las tropas al calendario, pero cuenta con un plan con miras a las elecciones de 2006 En febrero de 2003, Abu Musab al Zarqawi, lugarteniente en Al-Qaeda, comenzó a hablar en frío de lo ardiente. Hasta entonces, al borde de la guerra sin fin, el único escollo en Irak de la coalición liderada por los Estados Unidos era un tirano que no daba crédito a la posibilidad de que guardara relación con aquello que George W. Bush más detestaba: el terrorismo, inducido, en su caso, por la posesión de armas de destrucción masiva y por los vínculos con Osama ben Laden. Hipótesis, ambas, refutadas por la insoportable levedad de las evidencias que propiciaron la invasión del país, el derrumbe del régimen y el estreno de la insurgencia. Sobre ello no hubo en Bush, ni en su gobierno, medio gramo de arrepentimiento. Sabía que Irak, tras la guerra, iba a convertirse en un santuario del terrorismo y que, de ese modo, más difícil iba a ser el retiro de las (leer más)

No Picture
Política

La cumbre de las polémicas

La mayor presencia de España y la irrupción de China navegan en el mar de fondo de las discusiones entre mandatarios Con la decisión de encabezar con los Estados Unidos y Gran Bretaña la cruzada contra el régimen de Saddam Hussein, el ex presidente español José María Aznar rompió con un prejuicio y con un paradigma. Rompió con el estigma de gobernar el país más antinorteamericano de Europa después de Turquía, más allá del recelo cultural de los franceses ante las amenazas imperialistas de Hollywood, McDonald’s y asociados. Rompió Aznar de ese modo con un rencor arraigado entre los suyos por razones más históricas que histéricas: la Guerra Hispano-norteamericana, de 1898, por la cual España perdió Cuba, Puerto Rico y Filipinas; el respaldo de los Estados Unidos a Franco después de la Guerra Civil (1936-1939); el Pacto de Madrid, de 1953, por el que se instalaron bases norteamericanas en la península; el escaso entusiasmo de los Estados Unidos por la transición democrática después de la muerte del generalísimo, en 1975, y el apoyo de Ronald (leer más)

No Picture
Política

Las fronteras se besan y se ponen ardientes

En la violencia hallaron los hijos y los nietos de los inmigrantes una vía de participación política frente a la exclusión Son líneas delgadas. Imperceptibles. Invisibles, a veces; rojas, otras veces. La acera o la orilla de enfrente pertenece a otro país, responde a otra cultura, habla otro idioma. Los vecindarios conjugan palabras neutras, típicas de la zona. El agua, como la sangre, fluye por las mismas venas, empero. Y sabe igual. Comparten todo y nada, librados a la dictadura del mapa, los colores de las banderas y las estrofas del himno. En las fronteras, mientras la globalización procura disolverlas, afloran muros, rejas y alambradas. Imaginarias, a veces; reales, otras veces. Defensas del territorio que unos creen propio y que los otros sienten ajeno. Sólo en el servicio religioso, del credo que fuere, se sienten hermanos. Y, como tales, el origen deja de ser un mérito. Un mérito fácil, echado a la suerte de haber venido al mundo en Europa o en África, en los Estados Unidos o al sur del río Grande, en el (leer más)

No Picture
Política

Cuentos de la selva

La región, en general, no acierta en la fórmula para salir de su propio laberinto, fuente de una frustración galopante MAR DEL PLATA.– Temía que estallara la guerra entre Honduras y El Salvador. Por la radio hondureña había oído que matar salvadoreños como él era hacer patria. Salomón Vides creyó que iba a ser la siguiente víctima. Huyó y, en el apuro, fue dejándolo todo: mujer, hijos, casa. Halló refugio en la selva tupida de Guatemala. En ella, aislado, estuvo desde 1969 hasta 2001. Lo descubrió, apenas vestido con un taparrabos de cortezas y lianas, un grupo de cazadores furtivos. Pensó que había llegado el final. Su final. Supo entonces que la guerra entre Honduras y El Salvador había durado sólo 100 horas. Y que, por ella, había vivido oculto 32 de sus 72 años. Oculto y librado a su suerte, con semillas, palmitos silvestres y pequeñas tortugas como únicos alimentos. De una avioneta estrellada, que encontró después de mucho caminar en zigzag por una frondosa e inquietante vegetación, extrajo un cuchillo y algunos metales. (leer más)

No Picture
Política

En el alma sólo tengo soledad

De Salamanca a Mar del Plata, no pocos presidentes están abrumados por el exceso de tiempo que pasan en el exterior En el fondo, todo presidente está solo y espera. Espera, siempre, una retribución por su labor. Un premio. En apariencia, un premio más claro en democracias consolidadas: que su obra figure en los libros de historia y que su vida útil no termine al final de la gestión. En apariencia, también, un premio menos claro en democracias no consolidadas: que su obra figure en los libros contables y que su vida útil tampoco termine al final de la gestión. Que la gestión nunca termine, en realidad. ¿Por qué, si no, algunos presidentes latinoamericanos, mimados por altos índices de adhesión,  cambian de pronto las reglas de juego, de modo de reincidir con un segundo o tercer mandato no previsto inicialmente? Porque se sienten imprescindibles, tal vez. ¿Lo son? Hasta Alberto Fujimori, símbolo de una era de corrupción, mentiras y videos en Perú, amenazó con un pronto retorno. No al país, del cual huyó  a Japón, (leer más)

No Picture
Sociedad

La casa se reserva el derecho de admisión

La invasión de inmigrantes a Melilla y Ceuta reforzó el temor a la virtual incorporación de Turquía a la Unión Europea En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, concluía Sancho Panza: “Dos linajes hay en el mundo, como decía una abuela mía, que son el tener y el no tener”. Cuatro siglos después, en el lugar de la Mancha, de cuyo nombre tampoco quiero acordarme, el tener y el no tener dependen más de la partida de nacimiento que del afán de superación. El tener y el no tener se resumen, en la Mancha y sus alrededores, en las estadísticas brutales del Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD): 2500 millones de personas (el 40 por ciento de la población mundial) apenas subsisten con menos de dos euros diarios, el precio de una Coca-Cola en Madrid o en París. En 18 países, con 460 millones de habitantes, empeoraron las condiciones de vida desde 1990. De ellos, 12 pertenecen al África subsahariana, azotada, también, (leer más)

No Picture
Sociedad

La pelota no dobla

En América latina, el deporte más popular refleja sus problemas más frecuentes: corrupción, violencia y secuestros Tres a uno batió Independiente Santa Fe a Millonarios. En la cancha estuvieron los jugadores, el árbitro y los jueces de línea. Fuera de ella, más allá de los entrenadores, los suplentes, los auxiliares, los dirigentes y los periodistas, nadie. Ni un alma. Por primera vez en la historia, el clásico de Colombia se disputó a puertas cerradas, mudas las tribunas, enrolladas las banderas, aplacadas las pasiones, como si se tratara de un asunto entre 22 a los cuales Borges hubiera regalado con gusto una pelota a cada uno de modo de no verlos correr detrás de una sola. Por los continuos enfrentamientos entre hinchas, el alcalde de Bogotá, Luis Garzón, concluyó que el estadio El Campín, en donde ambos equipos se alternan la condición de local, era más riesgoso que los enclaves de los guerrilleros de izquierda y de los paramilitares de derecha. Exageró, pero decidió cerrarlo al público. Aceptó de ese modo una derrota más amarga que (leer más)

No Picture
Política

Mi suerte necesita de tu suerte

La grave situación en Irak ha favorecido al nuevo gobierno de Irán y al régimen comunista de Corea del Norte Hasta el 30 de enero, George W. Bush no tenía motivos para sentirse satisfecho. Le devolvieron el alma al cuerpo, ese día, las primeras elecciones libres de Irak después de la caída de Saddam Hussein. Por ellas, más de ocho millones de personas desafiaron las amenazas de la insurgencia. Las largas filas para votar, al cabo de la cuales se alzaban dedos manchados de tinta violeta, justificaron, en cierto modo, la decisión de derrocar al régimen a pesar de la falta de evidencias sobre sus vínculos con Osama ben Laden y sobre sus armas de destrucción masiva. A pesar, también, de los reparos de las Naciones Unidas y, sobre todo, de la vieja Europa, representada por Francia y Alemania. Bush quiso capitalizar las elecciones de Irak, despejado el cielo de los anunciados nubarrones de violencia que iban a impedirlas. Eran la confirmación del rumbo: amanecía la democracia en los países árabes. Era un sueño. En (leer más)

No Picture
Política

El reformatorio

En un suspiro, el huracán Katrina demandó más dinero que la guerra contra Irak. En un suspiro, también, el huracán Bush arrasó con la mayoría de las reformas en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que pretendía su secretario general, Kofi Annan. En un suspiro, a su vez, el huracán Al-Qaeda cometió la peor masacre en Irak desde que estalló la guerra. En un suspiro, pues, tres huracanes chocaron entre sí. Por ellos, la fiesta inolvidable no pudo ser más que la siesta olvidable. Y las reformas en la mole de Manhattan, cuyo fin suelen ignorar sus vecinos norteamericanos, terminaron siendo, a seis décadas de su fundación, apenas un intento fallido. Un capricho de los países de recursos escasos, quizá. Bush, acosado por el huracán Katrina, se cobró de ese modo el vano afán de legitimar la guerra en el Consejo de Seguridad. Más no pudo hacer Annan, acorralado por el resultado desprolijo del programa Petróleo por Alimentos, diseñado por la ONU para Irak. Lapidarias habían sido las conclusiones del comité independiente de investigaciones, (leer más)

No Picture
Política

Bush y, más allá, la inundación

Cuatro años después de los atentados terroristas, EE.UU. recibió un huracán de solidaridad a pesar de sus evasivas No, gracias. En boca de George W. Bush, la respuesta a la oferta espontánea de ayuda externa parecía definitiva. Era peligroso aceptarla, como si de Uganda se tratara. Era peligroso por la amenaza terrorista nunca acallada y, a la vez, algo así como un deshonor. La necesidad, empero, tuvo cara de hereje. El país más poderoso del planeta, al cual recurren todos en casos de urgencia, no pudo preservar su cerrazón. O, acaso, su orgullo. No pudo por un indicio concreto: el vicepresidente Dick Cheney, enviado a la zona del desastre, advirtió que era más popular en Bagdad que en Nueva Orleáns. Sólo recibió insultos para él y recuerdos para Bush. Enterado de ello, Bush cambió de opinión: delegó en terceros, como la alianza atlántica (OTAN), la Cruz Roja y el Ejército de Salvación, así como en soldados y en expertos extranjeros, aquello que, según él, no pudo hacer su gobierno por culpa de la burocracia. La (leer más)

No Picture
Política

Armas de destrucción más IVA

La reacción tardía tras el paso del huracán y el dolor de la madre de un soldado han acentuado las críticas contra Bush En agosto, las fuerzas norteamericanas desplegadas en Irak sufrieron 74 bajas. Fue el tercer índice más alto desde abril y noviembre de 2004; murieron entonces 126 y 125 soldados, respectivamente. Entre ellos, Casey Sheehan, voluntario de 24 años procedente de una familia de clase media de Vacaville, a mitad de camino entre Sacramento y San Francisco, California. Su madre, Cindy Sheehan, de 48 años, quiso reunirse con George W. Bush. La razón: mi hijo ha muerto por una causa justa, adujo, quiero saber cuál es esa causa justa. No obtuvo respuesta. En vano montó guardia durante más de una semana, bajo los rayos de un sol implacable, a la vera del rancho de Crawford, Texas, en donde el presidente de los Estados Unidos, de vacaciones, recibió en mangas de camisa a los secretarios de Defensa, Donald Rumsfeld, y de Estado, Condoleezza Rice, entre otros. No a ella. Por un derrame cerebral de (leer más)