¿Daesh, Estado Islámico, ISI, ISIS o ISIL?

¿Por qué cobra relevancia el nombre del grupo terrorista que domina parte de Irak y Siria y comete atentados en Europa?




Mosul, 2014: Abu Bakr al Baghdadi, alias Ibrahim, el califa
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Cada vez más gobiernos llaman Daesh al Estado Islámico, ISI, ISIS o ISIL. No es casual. Sus cabecillas detestan el nombre Daesh, acrónimo árabe de al-Dawla al-Islamiya al-Iraq al-Sham (Estado Islámico de Irak y el Levante). ¿Por qué? Porque Daesh, según el contexto, tiene varios significados: desde “algo que aplastar o pisotear”, “intolerante” o «aquel que siembra la discordia». Tal es la aversión de los terroristas a la palabra que, en su afán de erradicarla del vocabulario popular, el autoproclamado califato ha ordenado ejecuciones, latigazos y otros castigos ejemplares contra aquellos que osen pronunciarla en los territorios bajo sus dominios de Irak y Siria. Han llegado al extremo de cortarles la lengua a los apóstatas o infieles.

Abu Musab al Zarqawi fundó en Jordania, en 1999, el grupo terrorista Jama’at al-Tawhid wal-Jihad (Organización del Monoteísmo y la Jihad o Guerra Santa). Esa palabra, jihad, también ha sido cuestionada. Según los musulmanes, puede ser traducida como “esfuerzo” en lugar de “guerra santa”, como suele hacerse en Occidente. Aquel reducto jordano de fundamentalistas armados, algunos de los cuales habían luchado contra el ejército soviético en Afganistán, hizo todos los méritos para convertirse en una filial de Al-Qaeda. En Irak, durante la guerra contra los Estados Unidos y sus aliados, pasó a llamarse Al-Qaeda en Irak.

La muerte de Zarqawi en 2006, a raíz de un bombardeo occidental, llevó al actual califa, Abu Bakr al Baghdadi, a promover una vuelta de tuerca en la organización. Pasó a llamarse ISI (siglas en inglés de Estado Islámico de Irak). El cambio de nombre también implicaba una ruptura con las filas de Osama bin Laden, dirigidas por el egipcio Aymán al Zawahiri. Era el preludio de la virtual consolidación de algo ajeno a Al-Qaeda, el establecimiento en una región determinada bajo la sharia (ley islámica) aprovechando el malhumor social de la población y el maltrato de las autoridades chiitas, aupadas por las tropas extranjeras, contra la población sunita, rama de la religión musulmana a la cual pertenecía el difunto Saddam Hussein.

La guerra en Siria desde 2011, en medio de la Primavera Árabe, tendió un puente a los terroristas para desplazarse a ese país después de haber sentado sus reales en Irak. ISI pasó a ser el Estado Islámico de Irak y al Sham. El agregado Sham (Levante) comprende la comarca histórica del califato, que se extendía al Líbano, Jordania y Palestina.  De ahí surgió la nueva marca: Estado Islámico de Irak y Levante (ISIL). ISIL e ISIS representan la traducción al inglés de los acrónimos árabes Islamic State of Irak and the Levant e Islamic State of Irak and Syria, respectivamente. Duraron poco. Cuando Baghdadi se convirtió en el califa Ibrahim, en la mezquita de Mosul, en 2014, rompió definitivamente con Al-Qaeda e impuso otro sello: Estado Islámico (EI) a secas.

En Irak, hastiados de la violencia y la crueldad, comenzaron a llamarlos en forma despectiva Daesh. Tras los atentados de noviembre de 2015 en París, el presidente de Francia, François Hollande, y algunos de sus pares occidentales optaron por usar ese nombre, de modo de descafeinar el impacto de las palabras Estado Islámico: Estado, como si lo fuera, e Islámico, como si personificara al islam. «No recomiendo usar el término Estado Islámico porque desdibuja las líneas entre islam, musulmanes e islamistas», había aconsejado en 2014 el ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, por más que el lobo nunca deje de ser lobo aunque se ponga piel de cordero.

Jorge Elías
@JorgeEliasInter



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