Política

Zapatistas 2.0

El ejército de Marcos, de cuya aparición en el sur de México se cumplen veinte años el 1 de enero, resultó ser un pionero en el uso en defensa propia de un arma más poderosa que el fusil, Internet Llovía a cántaros en Oaxaca, al sur de México. Eran las dos de la mañana. La caravana arribaba en ómnibus destartalados a la Plaza de la Danza, un claro entre casas bajas de estilo colonial. Transcurría septiembre de 1997. Por primera vez el ejército del subcomandante Marcos o el Sub a secas, como se hacía llamar, marchaba desde la enmarañada selva Lacandona, en el Estado de Chiapas, hasta la polifacética ciudad de México. El presidente Ernesto Zedillo y el anterior, Carlos Salinas de Gortari, habían sido sordos a sus reclamos desde que empezaron los tiros, el 1 de enero de 1994. Esa fecha, de la cual se cumplen dos décadas, señalaba el ingreso de México en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC, en español; Nafta, en inglés). Nafta echó al fuego el (leer más)

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Sociedad

Los indignados de América del Sur

En junio, “o gigante acordou” (el gigante despertó). Ese lema, difundido a la velocidad de la luz por las redes sociales, llevó a miles de personas a tapizar de pancartas las principales ciudades de Brasil en protesta contra una suba de 20 centavos en el costo del transporte público, finalmente abortada. “It’s not 20 cents” (no son 20 centavos), replicaron después en inglés. Y continuaron marchando, ahora contra la corrupción política con consignas similares a las lanzadas desde 2011 por los indignados españoles, griegos y norteamericanos en medio del fulgor de la primavera árabe. Habían sido estrenadas tres años antes en la remota y convulsionada Islandia. De haber sido sólo por los 20 centavos, los brasileños más pobres habrían ganado la calle. No fueron ellos, sino los ricos y la clase media, según un revelador sondeo del Instituto Datafolha, más allá de que haya habido destrozos, saqueos, trifulcas y detenidos. En Brasil, cuya desigualdad social se ha reducido en la última década, el 10 por ciento más rico acapara el 42 por ciento de la (leer más)