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Política

La razón de mi vida

Como Eva Perón, Sandra Torres quiso establecer su Día del Renunciamiento. En su caso, el “sacrificio personal y familiar” empezó el 8 de abril con el divorcio del presidente de Guatemala, Álvaro Colom. No tomó esa drástica decisión por falta de amor a su marido, repuso, sino por exceso de amor a su pueblo. “Me estoy divorciando del presidente para casarme con el pueblo”, resumió entre lágrimas. No renunció a ser candidata a vicepresidenta como “la abanderada de los pobres” argentina en 1951, aquejada por la enfermedad, sino a ser una simple ama de casa una vez que su ahora ex cónyuge deje el cargo y pierda el privilegio de ir por el mundo sin nada en los bolsillos ni preocupación por pagar cuentas. El artículo 186 de la Constitución de Guatemala, cual seguro contra el nepotismo, prohíbe que los familiares del presidente de la República de hasta el cuarto grado de consanguinidad y el segundo de afinidad puedan aspirar a sucederlo. En vísperas de las elecciones generales del 11 de septiembre, Torres resolvió divorciarse (leer más)