El fin de la historia
El inminente ascenso de China provoca algunos recelos a Obama y a McCain PEKÍN. – En Chengdu, China, un individuo pagó 270.000 dólares por el número de teléfono 8888-8888. En Hangzhou, también China, otro pagó 130.000 dólares por la chapa patente de su coche, número A-88888. La creencia de los chinos en el número ocho, sinónimo de prosperidad y fortuna, llevó a sus autoridades a redondear en ocho la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos: el día 8 del mes 8 (agosto) del año 8 (2008), a las 8 de la noche, 2008 estudiantes de artes marciales interpretaron con precisión milimétrica meneos de raíz milenaria. No sólo primó el azar, sino, también, el simbolismo: George W. Bush saludó de lejos al presidente Hu Jintao, sentado (¿ocho?) escalones arriba en el estadio Nido de Pájaro. En ese momento, mientras Bush agitaba la mano, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, parecía decirle al oído que no había sido una buena idea alentar al presidente de Georgia, Mikhail Saakashvili, a aventurarse en la provincia de Osetia del Sur, (leer más)