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Cuesta abajo en la rodada

Pudo con los partidos tradicionales de Venezuela, pero, después, no pudo consigo mismo ni con el yugo de su palabra Tez oscura, sonrisa blanca, Chávez quiso marcar la diferencia desde el comienzo. Sin máscaras, a diferencia de Marcos, ni fusiles, a diferencia de Tirofijo. Con trajes de corte italiano, como el último Fidel, y discursos de tono agresivo, como el primer Fujimori, atribuyendo a factores tan superficiales, y triviales, como su aspecto mestizo y su origen periférico las causas del rechazo de la oposición venezolana. Tan mestizo y periférico, quizá, como Toledo, su posterior par peruano, pero, a diferencia de él, sin formación en Stanford ni entrenamiento en el Banco Mundial, sino en los cuarteles. Vozarrón en cuello, ceño fruncido, ese Chávez, el outsider mediático, con programas de radio y de televisión propios, así como un periódico, era un paracaidista en el balcón de Miraflores. El balcón del pueblo, como supo llamarlo, que, cual nariz, hizo construir Carlos Andrés Pérez para su amante, según él. Un símbolo de la corrupción en América latina, recurrente la (leer más)

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Llueve sobre mojado

Bush amenaza con usar armas nucleares para disuadir al eje del mal, pero permite que circulen misiles norcoreanos Okay, dijo George W. Bush, que los 15 misiles Scud con ojivas nucleares, hechos en Corea del Norte, vayan a Yemen, no más. Que sigan viaje, digamos, después de haber sido interceptados, e incautados, por dos buques de guerra españoles, alertados por el portaaviones USS Nassau, en el mar Arábigo. Iban en un barco mercante sin bandera ni identificación, llamado So San, disimulados en costales de cemento. Que sea la última vez, advirtió el secretario de Estado, Colin Powell. Señor, sí, señor, asintió el presidente de Yemen, Alí Abdalá Saleh, aplicando como fórmula la respuesta usual de los militares norteamericanos mientras, en su fuero íntimo, cantaba las hurras. Y aquí no ha pasado nada, pues. O, en realidad, ha pasado de todo, por más que los misiles sean para defensa propia. No para ser triangulados hacia manos extrañas, como temían los servicios de inteligencia. Atados a la legislación internacional que los Estados, no sólo los Estados Unidos, (leer más)

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Estados unidos contra los Estados Unidos

En la mayoría de los 44 países relevados para un sondeo, la gente mostró antipatía hacia la actitud belicosa de Bush Mejor idea, o peor gusto, no pudo tener: quería llamar a su hijo, recién nacido, Osama ben Laden. Con todas las letras. ¿Qué culpa tenía el bebé? El padre, de origen turco, residente en Alemania, insistió. En vano procuró llegar a las últimas consecuencias, convencido de que el terrorista más buscado del planeta y alrededores era un buen ejemplo para su pueblo y para su cultura. Un gran hombre, decía. Un dechado de virtudes. Como Hitler, replicó la oficina del Registro Civil de Colonia, renuente inscribirlo con un nombre tan provocador. Rara anécdota. Como el fervor, al borde del absurdo, de Mehmet Cengiz, padre primerizo, 30 años, camionero, por una causa tan poco edificante como el terrorismo. O por la causa de un terrorista en especial. Sólo dejó en claro con su anhelo frustrado que no iba a tolerar que, en lugar de Osama ben Laden, como pretendía, su hijo se llamara George ni, (leer más)

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El revés de la trama

Las réplicas por los atentados terroristas en los Estados Unidos sirven de excusa para represalias cada vez más enérgicas Pocas pulgas tiene Vladimir Putin. Desde 1999, los soldados rusos han matado más de 13.000 separatistas chechenos, considerados terroristas de la estofa de Al-Qaeda. Era su promesa electoral: eliminarlos como hormigas. Sin contemplaciones ni concesiones, por más que ese año haya coincidido con la limpieza étnica de albaneses en Kosovo por la cual rodó la cabeza de Slodoban Milosevic. El agente reciclado de la KGB, capaz de tensar al máximo la cuerda en compañía frecuente de su par chino Jiang Zemin con tal de oponerse a la hegemonía norteamericana en los foros internacionales, como las Naciones Unidas, se maneja con autonomía absoluta en el rubro derechos humanos. Tanta que, a veces, desconcierta: 117 muertos por el uso de gas sedante en el rescate de los 800 rehenes en el teatro Dubrovka, de Moscú, poco y nada tonifican a líder alguno. Como poco y nada tonifican a líder alguno, tampoco, 41 rebeldes acribillados y otros tantos detenidos. (leer más)

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La confusión está clarísima

Incapaz de formar un gabinete en medio de la crisis, Sharon ha aceptado las condiciones de Netanyahu, ahora canciller En 20 meses en el poder, con el lastre de más de 1960 palestinos y de más de 640 israelíes muertos en la segunda versión de la intifada, el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, poco y nada ha logrado de su intención original: restablecer la seguridad y la paz. O viceversa, en un círculo perverso en el cual las acusaciones mutuas con el líder de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat, sólo han reportado bajas, bajas y más bajas. De un lado y del otro. Saldo negativo, más allá de las sorprendentes encuestas favorables para Sharon, de un gobierno que empezó con el pie izquierdo, dejando su huella, el 28 de septiembre de 2000, en coincidencia con la reanudación de la sublevación palestina, en las puertas de la mezquita El Domo de la Roca (Al Aqsa, en árabe), sitio sagrado del Islam en donde estuvo el templo de Jerusalén y en donde, según las escrituras (leer más)

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Y, de pronto, nos levantamos con el pie izquierdo

Bush sigue sintonizando otro canal mientras el patio trasero reacciona en contra de una guerra que no cree propia Otra vez George W. Bush ha fallado en sus cálculos. O ha confiado demasiado en sí mismo: creyó que iba ser fácil obtener el respaldo de Vicente Fox, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, para la resolución contra Irak. Pero no. México, con más cautela que osadía, ha optado por la fórmula, o la posición, de Francia: autorizar el uso de la fuerza sólo si el régimen de Saddam Hussein no cumple con su promesa de permitir el ingreso de los inspectores de armas en los palacios de Bagdad. En otro contexto, la respuesta de Fox en Los Cabos, México, durante la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), pudo haber sido una réplica individual, más allá del efecto dominó en la región, ante la falta de apoyo de Bush para solucionar su problema más acuciante como vecino inmediato: la inmigración ilegal de mexicanos en los Estados Unidos. En el actual contexto, con la (leer más)

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Confesiones de invierno

A diferencia de Saddam, el régimen de Kim Jong-Il se ufana de la fabricación de armas nucleares y de su posible uso SEÚL, Corea del Sur.– En el primer cuadro, un lugarteniente dice a Saddam Hussein: “Hemos ocultado nuestros misiles”. En el segundo, alzando la mano, dice: “Hemos ocultado nuestros materiales nucleares”. En el tercero, bajando la mano, dice: “Hemos ocultado nuestros agentes químicos y biológicos”; recibe como respuesta: “Espléndido”. En el cuarto y último cuadro del cartoon de Steve Kelley, de The Times-Picayune, de Nueva Orleáns, reproducido por USA Today, el líder del régimen de Irak dice a uno de los inspectores de armas de las Naciones Unidas: “No tenemos nada que ocultar”. Miente, pero, a la vez, no miente, convencido por su lugarteniente de que ya han ocultado todo y, por lo tanto, no tienen nada que ocultar. Nada por aquí, nada por allá. Y el resultado, cantado, da cero. Como cantado parece ser el resultado en sí de la misión de los inspectores, persuadidos del movimiento de tropas dispuesto por George W. (leer más)

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Acaso la mira se desvíe de Irak

El peor atentado después de la voladura de las Torres ha sido otro sofocón para Bush, empeñado en derrocar a Saddam Irritado por la hora, Bill Clinton atendió el teléfono. Eran las 7.18 de la mañana. Y tenía planes: iba a celebrar en la nueva casa de Hillary en Nueva York sus 25 años de matrimonio, por tomentosos que hubieran sido, e iba a jugar golf, pasión de presidentes desde Gerald Ford, antes de regresar a Washington. No pudo, sin embargo. Sandy Berger, asesor de Seguridad Nacional, no reparó en la agenda de ese día, 12 de octubre de 2000. Ni pensó en ella mientras comenzaba a desgranar con voz pastosa el espantoso atentado contra el destructor USS Cole, anclado en el puerto de Aden, Yemen, después de haber cumplido con su rutina de controlar los movimientos de las tropas de Irak en el Golfo Pérsico. Diecisiete marinos norteamericanos habían muerto y otros tantos habían resultado heridos. La tragedia, dos años y monedas después de la voladura de las embajadas norteamericanas en Kenya y en (leer más)

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Todo tarda más de lo que crees

Muchos ven en la victoria de Lula en la primera vuelta de las elecciones una cuña entre el neoliberalismo y el estatismo En Dios confiamos (In God we trust, como rezan los dólares), y que los otros paguen en efectivo. Los otros, sin embargo, han asimilado la potencial, o casi, victoria de Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil como una ráfaga de aire fresco. O una fórmula: todo candidato que critica el consenso de Washington,  modelo común de democracia, libre comercio y privatizaciones de compañías públicas que rige los destinos de América latina menos Cuba desde comienzos de los 90, está más cerca de ganar elecciones que aquel que insiste en prodigar loas a la llamada política neoliberal, despreciada, y depreciada, en un principio por Hugo Chávez y, antes, por Fidel Castro. Un militar golpista, uno; un dictador oxidado, el otro. Que, lejos de la versión light de Lula diseñada y esculpida con fines proselitistas por Duda Mendonça, han radicalizado sus discursos, endureciéndolos. Al punto de tensar las cuerdas de la democracia, uno, Chávez, (leer más)

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Un poco de insatisfacción

La inclinación de los brasileños hacia el líder antisistema refleja, en cierto modo, el descontento regional con el modelo Somos como somos: demócratas insatisfechos, define Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, sorprendida con el consenso negativo en la Argentina. Y estamos como estamos: insatisfechos con la democracia. Mucho más que América latina en su conjunto: nueve de cada 10, contra seis de cada 10 en otros 16 países, desaprobamos, o estamos insatisfechos, con la democracia, pero, a la vez, el 65 por ciento, contra el 56 por ciento en el resto, opta por ella frente a otra alternativa de gobierno. O aventura autoritaria, caracterizada por la mano dura y por la obediencia indebida como en años no tan pretéritos, mientras, presas y presos de la crisis, desconfiamos más que ninguno. De los partidos políticos. Del gobierno de Duhalde. De los bancos. Del Congreso. De la Justicia. De las municipalidades. De las compañías privadas. En ese orden; en este desorden. Desconfiamos hasta de nosotros mismos. Vacilación, tendencia en el fondo, que no comenzó en 2001, con la (leer más)

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Hasta puedo hacerte mal si me decido

Con la reformulación de la doctrina militar, Bush parece dispuesto a atacar, pero Saddam ha dividido a sus enemigos Vaya contradicción: Saddam Hussein aceptó el regreso sin condiciones de los inspectores a Irak, dividiendo a sus enemigos; George W. Bush, a su vez, anunció una nueva doctrina militar contra el terrorismo con la cual se propone dejar de lado las políticas de disuasión y de contención propias de la Guerra Fría, dividiendo a sus aliados. Más aún después de que, en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones (ONU), Francia, Rusia y China, renuentes a la invasión, vieron con buenos ojos el gesto conciliador, sólo en apariencia, proveniente de las mil y una noches, y caras, de Bagdad. O, acaso, hallaron en él una excusa formidable para evitar obligaciones por compromiso. Entonces, haciendo uso del derecho de veto, se inclinaron por los paños fríos antes que por las represalias calientes. Inhibidas desde el comienzo por las diferencias profundas entre los aliados de Bush, no convencidos, salvo Tony Blair, de la necesidad de (leer más)

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Hollywood en texano

En el aniversario de los atentados, Bush ha insistido en su cruzada contra Irak sin dejar espacio para la neutralidad En la película Wag the dog! (Mentiras que matan, su extraña traducción), Conrad Brean (Robert de Niro), asesor de la Casa Blanca, contrata a un productor de Hollywood, Stanley Motss (Dustin Hoffman), con tal de inventar una guerra contra Albania y, de ese modo, aventar las sospechas del romance del presidente con una muchacha de la edad de su hija. Están a punto de ser ventiladas por The Washington Post, el diario del Watergate. La sátira, adaptación más oportuna que atrapante del best-seller American hero (Héroe americano), de Larry Beinhart, recrea el abrazo fugaz de Bill Clinton con Monica Lewinsky, rescatado de los archivos de CNN y repetido, en su momento, como los impactos de los aviones contra las Torres Gemelas. Material de descarte, o descartado, que cobró de pronto inusitada importancia documental. En su afán de justificar una guerra que no existe, Motss filma en su estudio la azarosa huida de una mujer de (leer más)

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Se me olvidó otra vez

La distancia de los Estados Unidos con México ha sido el reflejo de una relación más dura con la región en general Eran cuates. Amigos, en mexicano básico. Cuates, o amigos, ligados por rasgos e intereses comunes, más allá de diferencias puntuales en asuntos puntuales. Hasta que la gota desbordó el vaso: George W. Bush desoyó los pedidos de clemencia de Vicente Fox para su compatriota Javier Suárez Medina, ejecutado el 14 de agosto en Texas por el asesinato de un oficial antinarcóticos de Dallas. Otro pedido soslayado, digamos. Uno más entre los 150 que formaron la llamada fila de la muerte, prólogo de la inyección letal, mientras Bush era gobernador del Estado. Sordo, entonces, a los reclamos del Papa. Sordo, ahora, a los reclamos de Fox. Quien, indignado por la decisión de su cuate de no mediar ante los tribunales, suspendió una visita al rancho de Crawford, Texas. Señal de enojo ante el cerrojo. Rubricó, en cierto modo, la presunción general de sus pares de América latina sobre la muralla levantada desde el 11 (leer más)

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Cosecharás tu siembra

Están todos de acuerdo con los diagnósticos, pero como sucede en las crisis económicas, las soluciones parecen panaceas EN órbita desde 1977, las naves Voyager I y II portan varios mensajes. Alguno que otro, medio confuso. Ambiguo, en apariencia. «Amigos del espacio –dice uno de ellos–. ¿Cómo están? ¿Han comido ya? Si tienen tiempo, vengan a visitarnos.» Vengan, muchachos, pero, consejo sano, no olviden traer el sustento de los racionales: la vianda. En este cascote desprendido del Big Mac (perdón, del Big Bang) hay alimentos más que suficientes para todos, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero 18 de cada 100 terrícolas padecen hambre. Condición, o debilidad, tan humana como el miedo. Definida, o resumida, en las estadísticas hechas al calor del asfalto de Manhattan como aquellos cuyos ingresos provienen de sus cultivos. Si no rinden, no pueden comprar alimentos producidos por otros, deducen. Baja la productividad agrícola, como consecuencia del deterioro del suelo, e invaden bosques, pastizales y humedades, provocando, por necesidad y urgencia, una mayor degradación del medio ambiente en forma (leer más)

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Haz lo que digo, no lo que hago

Casi sin inhibiciones, los Estados Unidos imponen condiciones frente a instancias capaces de perjudicar sus intereses DESPUES del 11 de septiembre, George W. Bush preguntó: “¿Por qué nos odian?” No obtuvo más respuesta que el silencio. Piadoso, en algunos casos. Prudente, en otros. Fraguado, como los escombros de las Torres Gemelas, en rencores, y en reproches, soslayados por las circunstancias. No era momento, ni lugar, para meter baza en la razón, si pudo existir, del atropello contra la razón. Unánime el silencio, pues, frente al duelo de un pueblo laborioso, devoto, optimista, más propenso a la ingenuidad que a la ironía y menos inquieto por el mundo exterior que por la vida extraterrestre. Convencido del mérito de haber nacido, y crecido, en el país más grande, más civilizado, más justo, más democrático y más poderoso del universo y alrededores. Invulnerable, hasta aquella mañana, creía el norteamericano medio que era su país. Más concentrado en los asuntos del condado que en los asuntos estatales y federales. Menos sensible al proteccionismo del acero, los subsidios a la (leer más)