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Política

Cuestión de vida o muerte

China aplica la pena de muerte mientras, al estilo argentino, el principal asesor de Fujimori compra a opositores Ficción: el alcalde de un pueblo de China, acosado por el dilema de la quiebra de una empresa pública, descubre en la cruzada que emprende en aras de salvarla que los dirigentes más conspicuos del partido, sus mejores amigos, su hermano y su mujer están involucrados en un escándalo de corrupción. Fricción: el régimen gubernamental de China, acosado por una purga fenomenal que compromete a casi 200 funcionarios, policías y militares de rango diverso, quiso dar un ejemplo de rigor con la ejecución de Cheng Kejie, ex vicepresidente de la Asamblea Nacional Popular, por haber aceptado sobornos. Rodó, de ese modo, la cabeza de más alta jerarquía desde 1949. Realidad: la visita a China de Fernando de la Rúa, acosado por la certeza de los argentinos de que funcionarios de su gobierno habrían chantajeado a senadores ajenos y propios con tal de obtener el rédito político de la aprobación de una ley tan espinosa para el justicialismo (leer más)

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O sí, o no, ONU, o ni

Clinton, bajo el mismo techo con amigos y enemigos, abogó por reinventar la organización de la que su país es deudor Rico no es el que más tiene, sino el que menos necesita. Es el caso, a medias, de los Estados Unidos: son los que más tienen y, a la vez, los que menos necesitan. Que tengan, sin embargo, no significa que sean excesivamente generosos. O que dilapiden fortunas en causas ajenas al interés nacional. No adeudarían, por ejemplo, algo así como 1700 millones de dólares a las Naciones Unidas (ONU). La partida está trabada en el Congreso, dominado desde 1995 por la oposición republicana. Excusa por demás democrática de la cual se ha valido Bill Clinton para aplazar una y otra vez la deuda. Estirarla, en realidad. O para soslayar a la ONU, en nombre del interés nacional, después de sus fracasos en Bosnia-Herzegovina, en Ruanda y en Sierra Leona, entre otros. Excusas, asimismo, para pedir una rebaja: los Estados Unidos son el socio que paga la cuota más alta. En teoría mientras sigan (leer más)

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La delgada línea roja

¿A qué apunta la ayuda de Clinton? ¿A erradicar los cultivos ilegales o a propiciar una intervención norteamericana? CARTAGENA DE INDIAS, Colombia.– Guerra del Sur la llaman. A ella irá a parar el grueso de los 1300 millones de dólares que aprobó con dudas el Congreso de los Estados Unidos, temeroso de otro Vietnam, y que redondeó con certezas Bill Clinton. In situ, el miércoles en Colombia, de modo de despejar dudas y de contagiar certezas en aras de erradicar los cultivos de coca y de amapola esparcidos en el territorio del tamaño de Suiza que el gobierno de Andrés Pastrana cedió a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con la vana intención de entablar un diálogo de paz en medio de la guerra. Guerra sin fin, digamos. En la cual el desorden de los factores no altera el producto: secuestros, chantajes, persecuciones, mutilaciones, muertes. Y sume en la pobreza a la mitad del país, doblegada por el drama de los desplazados y de los desempleados. De los desamparados, en realidad. Gente que deja (leer más)